El Papa: la consolación de Dios no divierte, es cierto, pero da paz

Francisco en Santa Marta: si no se espera la visita de Cristo, permanecemos «encerrados en el almacén de la vida». Cuidado con los «falsos profetas que parecen consolar y, por el contrario, engañan»

 

Domenico Agasso jr.

 

En la vida, se sabe, hay «momentos más débiles» y «más fuertes», pero en cualquiera de los casos el Señor «nos hará sentir su presencia» siempre. ¿Cómo? Con la consolación, que no ofrece diversión, sino paz y alegría. Palabra del Papa Francisco, quien también puso en guardia frente a los «falsos profetas que parecen consolarnos y, por el contrario, nos engañan».

 

Durante la Misa de hoy por la mañana, 25 de septiembre de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta, el Pontífice, según indicó la Radio Vaticana, meditó sobre la Primera lectura del día, que relata el momento en el que el pueblo de Israel es liberado del exilio: «El Señor –recordó el obispo de Roma– visitó a su pueblo y lo volvió a llevar a Jerusalén». La palabra «visita» es «importante», porque «cualquier liberación, cualquier acción de redención de Dios, es una visita», subrayó Francisco.

 

Cuando Dios «nos visita nos da la alegría, es decir nos lleva a un estado de consolación. Este cosechar en la alegría... Sí, han sembrado en las lágrimas, pero ahora el Señor consuela y nos da este consuelo espiritual. Y la consolación no solo sucedió en aquel tiempo, es un estado en la vida espiritual de cada cristiano. Toda la Biblia nos enseña esto».

 

El Papa invitó a «esperar» a que Dios venga «a cada uno de nosotros». Después recordó que en la vida hay «momentos más débiles» y «momentos más fuertes», pero el Señor siempre «nos hará sentir su presencia», con la consolación espiritual, dando a cada persona la «alegría».

 

Y hay que esperar la llegada de Dios con la virtud «más humilde de todas»: la esperanza, que «siempre es pequeña», pero «muchas veces es fuerte cuando está oculta como las brasas bajo las cenizas». De esta manera, el cristiano conduce su existencia «en tensión» hacia el encuentro con el Señor, hacia esa consolación especial «que da este encuentro» con Él.

 

Y si un fiel no está en tensión mientras espera esa cita, se queda «encerrado, puesto en el almacén de la vida»; sin saber «qué hacer».

 

Francisco exhortó a «reconocer» la consolación de Dios, porque «hay falsos profetas que parecen consolarnos y, por el contrario, nos engañan». La consolación de Dios no es «una alegría que se puede comprar: toca dentro y te mueve y hace que aumente tu caridad, tu fe, tu esperanza, y también te lleva a llorar por tus pecados. Y también cuando vemos a Jesús y la Pasión de Jesús, llorar con Jesús... También te eleva el alma a las cosas del cielo, a las cosas de Dios y, también, aplaca el alma en la paz del Señor». Esta es la «verdadera consolación. No es una diversión –la diversión no es una cosa mala cuando es buena, somos humanos, debemos tenerla–, pero la consolación te toma y justamente la presencia de Dios se siente y se reconoce: este es el Señor».

 

El Papa Bergoglio pidió agradecer, con la oración, a Cristo «que pasa» para visitar a cada ser humano, para ayudar «a seguir adelante, para esperar, para llevar la Cruz».

 

Además pidió cuidar y cultivar la consolación recibida. «Es cierto, la consolación es fuerte y no se conserva tan fuerte (es un momento), pero deja sus huellas. Y conservar estas huellas, y conservar con la memoria; conservar como el pueblo conservó esa liberación. Nosotros hemos vuelto a Jerusalén porque Él nos ha liberado». Por ello hay que «esperar la consolación, reconocer la consolación y conservar la consolación. Y cuando pasa este momento fuerte, ¿qué queda? La paz –concluyó. Y la paz es el último nivel de consolación».

 

- vaticaninsider.lastampa.it