“Somos hijos y no esclavos; una lástima perder el reposo dominical”

Durante la Audiencia general el Papa respondió a la pregunta: «¿Por qué vamos a misa los domingos?». Al final de la catequesis agradeció a las ong católicas por «defender la dignidad del hombre»

 

Iacopo Scaramuzzi

 

«Algunas sociedades secularizadas han perdido el sentido cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía. Esto es una lástima». El Papa Francisco respondió a la pregunta «¿por qué vamos a misa los domingos?» durante la Audiencia general de este 13 de diciembre de 2017, durante la que recordó que al principio «fue el sentido cristiano del vivir como hijos y no como esclavos, animado por la Eucaristía, lo que hacía del domingo (casi universalmente) el día del reposo». Al final de la catequesis, Francisco agradeció a las ong católicas que estaban presentes en el Aula Pablo VI «por defender la dignidad del hombre, promover el desarrollo integral de los pueblos y por ir al encuentro de las necesidades materiales y espirituales de muchos miembros de nuestra familia humana».

 

«Retomando el camino de catequesis sobre la Misa», dijo el Papa, «hoy nos preguntamos: ¿Por qué ir a Misa el domingo?». La celebración dominical de la Eucaristía «está al centro de la vida de la Iglesia», dijo Jorge Mario Bergoglio recordando que los discípulos de Jesús «han celebrado el encuentro eucarístico con el Señor en el día de la semana que los judíos llamaban “el primero de la semana” y los romanos “día del sol”, porque ese día Jesús había resucitado de los muertos y se había aparecido a los discípulos, hablando con ellos, comiendo con ellos, donándoles a ellos el Espíritu Santo.

 

Es la misa, insistió el Papa, «pues, lo que hace al domingo cristiano! El domingo cristiano gira alrededor de la Misa», pero «algunas sociedades secularizadas han perdido el sentido cristiano del domingo iluminado por la Eucaristía. Esto es una lástima. En este contexto es necesario reavivar esta conciencia, para recuperar el significado de la fiesta – no perder el sentido de la fiesta –, el significado de la alegría, de la comunidad parroquial, de la solidaridad, del descanso que repone el alma y el cuerpo. De todos estos valores nos es maestra la Eucaristía, domingo tras domingo. Por esto el Concilio Vaticano II ha querido reafirmar que “el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo”».

 

«La abstención dominical del trabajo no existía en los primeros siglos: es un aporte específico del cristianismo. Por tradición bíblica los judíos descansan el sábado, mientras en la sociedad romana no estaba previsto un día semanal de abstención de los trabajos serviles. Fue el sentido cristiano del vivir como hijos y no como esclavos, animado por la Eucaristía», subrayó el Papa, que es la que «hacer del domingo (casi universalmente) el día de descanso. Sin Cristo somos condenados a ser dominados por el cansancio del cotidiano, con sus preocupaciones, y del temor del mañana. El encuentro dominical con el Señor nos da la fuerza de vivir el hoy con confianza y valentía e ir adelante con esperanza. Por esto los cristianos vamos a encontrar al Señor el domingo, en la celebración eucarística», que también «anticipa el domingo sin ocaso, cuando no existirá más fatiga ni dolor ni luto ni lágrimas, sino sólo la alegría de vivir plenamente y por siempre con el Señor. También de este beato descanso nos habla la Misa del domingo, enseñándonos, en el fluir de la semana, a encomendarnos en las manos del Padre que está en los cielos».

 

El Papa latinoamericano indicó también que hay comunidades cristianas que, «desgraciadamente, no pueden gozar de la misa cada domingo; sin embargo, también ellas, en este santo día, están llamadas a recogerse en oración en el nombre del Señor, escuchando la Palabra de Dios y manteniendo vivo el deseo de la Eucaristía».

 

«¿Qué cosa podemos responder a quien dice que no sirve ir a Misa, ni siquiera el domingo –se preguntó el Papa–, porque lo importante es vivir bien, amar al prójimo? Es verdad que la calidad de la vida cristiana se mide por la capacidad de amar, como ha dicho Jesús: “En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros”; pero, ¿Cómo podemos practicar el Evangelio sin tomar la energía necesaria para hacerlo, un domingo detrás del otro, de la fuente inagotable de la Eucaristía? No vamos a Misa para dar algo a Dios, sino para recibir de Él lo que de verdad tenemos necesidad. Lo recuerda la oración de la Iglesia, que así se dirige a Dios: “Pues aunque no necesitas nuestra alabanza, ni nuestras bendiciones te enriquecen, tú inspiras y haces tuya nuestra acción de gracias, para que nos sirva de salvación”».

 

Al final de la catequesis, el Papa agradeció a las ong católicas (que antes de la Audiencia fueron recibidas en la salita que se encuentra al lado del Aula Pablo VI): «Expreso vivo aprecio por sus esfuerzos de llevar la luz del Evangelio a las diferentes periferias de nuestro mundo, por defender la dignidad del hombre, promover el desarrollo integral de los pueblos y por ir al encuentro de las necesidades materiales y espirituales de tantos miembros de nuestra familia humana. Les animo a seguir trabajando siempre con un espíritu de comunión y colaboración con las demás ong católicas y también con los representantes de la Santa Sede, como signo del compromiso de la Iglesia en la construcción de un mundo cada vez más justo y solidario». Antes de la Audiencia el Papa también recibió a monseñor Claudio Maria Celli, presidente emérito del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales y enviado, el año pasado, de la Santa Sede a Venezuela.

 

- vaticaninsider.lastampa.it