Irlanda del Norte espera al Papa Francisco

Después del acuerdo por la “Brexit” sobre la frontera entre los Seis Condados y la República, la Iglesia católica continúa con la preparación del Encuentro Mundial de las Familias. De esta manera, la visita papal podría representar un momento histórico, también con el favor de los protestantes

 

Francesca Lozito

 

John Kerry muestra su sonrisa serena a los que entran al museo de Free Derry. Es el más viejo de los voluntarios que prestan servicio en la nueva estructura, inaugurada en junio de este año después de un largo periodo de remodelación. «Ya fui a ver al Papa a Roma –cuenta. Claro, si viniera a Derry, podríamos ir a rezar aquí afuertita, en donde está la placa que recuerda a los muertos del Bloody Sunday. Sí, creo que le daría mucho gusto rezar con nosotros». John es el hermano de Michael, de 17 años, una de las víctimas de aquella masacre de hace 45 años, cuyos responsabels fueron identificados por el Gobierno británico, que ha incluso pedido disculpas oficialmente. El Bogside, el barrio católico, entonces verdadero gueto, ahora es un lugar de fermento turístico para la comunidad. Y sobre todo, junto con el cercano Creggan, es el punto desde el que la paz puede volver a surgir en Irlanda del Norte.

 

Pero, ¿ podrá el Papa visitar este lugar durante el viaje para el Encuentro Mundial de las Familias en agosto del año que viene? Después de que las aguas agitadas de los últimos días, debido a la definición de la frontera entre ambas partes de la isla, se hubieran calmado con el acuerdo sobre la primera etapa del “Brexit deal” (que sigló el “no” a la frontera física, poniendo a salvo el acuerdo de paz de 1998, tal y coo esperaba la Iglesia católico-romana, que había pedido «signos de paz para el pueblo de Irlanda del Norte»), ahora, a ocho meses de la cita, es posible comenzar a formular las primeras hipótesis sobre la visita de Francisco.

 

El programa oficial todavía no ha sido publicado, pero las primeras posiciones sobre una posible e histórica visita del Papa a los Seis Condados del Norte van cobrando contornos más claros. Se quiere lograr lo que Juan Pablo II no pudo hacer cuando visitó Irlanda en 1979, cuando arreciaban los “Troubles” de la guerra civil. Entonces, el líder de los Unionistas, el reverendo Ian Paisley, se opuso firmemente a la visita del Papa. Ahora, por el contrario, uno de los exponentes más importantes del DUP, el partido de los Unionistas democráticos, Jeffrey Donaldson, declaró al director del “Irish Catholic”, Michael Kelly, que la visita del Papa Francisco podría animar a los líderes de las demás Iglesias a tomar posiciones más fuertes y claras en relación con las cuestiones morales que tienen que ver con los cristianos.

 

«Si el Papa Francisco decidiera visitar Irlanda del Norte, como parte de su visita a la isla, no creo que habría razones negativas por parte de la Comunidad protestante –afirmó. Se reconoce que el Papa Francisco es el líder de la Iglesia Católica a la que una parte considerable de la población pertenece», afirmó Donaldson. Un poco más fría se mostró la Arlene Foster, también lideresa de DUP, que se limitó a decir que se reuniría con el Papa solamente «en sus funciones de jefe de Estado».

 

El Consejo Comunal de Belfast, mientras tanto, votó a principios de noviembre una moción para expresar su invitación al Pontífice para visitar la ciudad. Nuala McAllister, consejera del Alliance Party, el partido unionista de inspiración no sectaria, pidió incluso expresar una invitación oficial. Luego, la cuestión prosiguió en el terreno del enfrentamiento político, pero, lo que es cierto es el interés por parte de la comunidad política y civil en esta visita. Esperando la publicación del programa oficial para principios del próximo año, el arzobispo de Dublín, Diarmud Martin expresó su deseo de que el Papa pueda visitar una de las 14 cárceles de la isla. 

 

La atención por los últimos también fue citada por las palabras del padre Peter MacVerry, responsable de la “Peter McVerry Trust”, una de las asociaciones que están en primera línea ante la dramática emergencia de los sin techo en Irlanda. Hablando desde Galaway, durante un reportaje sobre la falta de camas para las personas que se trasladan por trabajo en Irlanda, dirigió, en nombre de los sin techo un llamado al Papa para que pueda estar a su lado. Este problema se está convirtiendo en una verdadera paradoja social: incluso quienes tienen trabajo no pueden encontrar una casa y duermen por las calles, sobre todo en los grandes centros como Dublín o Galway, en donde el reportaje mostró condiciones inhumanas, como la presencia de ratas en los dormitorios.

 

Los obispos del país recordaron en el último comunicado final de la Conferencia Episcopal irlandesa, en ocasión del “General Meeting” invernal, que el precio de las casas en la República de Irlanda ha aumentado 61% desde 2011 y que las personas que viven bajo el umbral de la pobreza son alrededor de 600 mil en un país de 4 millones 700 mil habitantes. Por ello, los obispos invitaron a los políticos lo que habían afirmado hace dos años durante la Jornada de los Derechos Humanos: no se trata de dar una casa decente a las personas, sino de respetar su humanidad. «No es digno –escribieron entonces– aceptar una sociedad irlandesa en la que las familias viven en Bed & breakfasts llenos de gente, en habitaciones de hoteles o cerca de donde hay salidas de aire caliente de las tiendas. O que los ancianos vivan en casas que no pueden calentar. Porque los sin techo –afirma la Conferencia Episcopal–, las condiciones de pobreza y la penuria energética son amplios síntomas de una decisión política y económica».

 

- vaticaninsider.lastampa.it