Comienza el Año Jubilar Aloisiano, que celebra el 450 aniversario del nacimiento de San Luis Gonzaga

Este 2018 se cumple el 450 aniversario del nacimiento de San Luis Gonzaga

La Santa Sede ha concedido a la Compañía de Jesús la celebración del Año Jubilar Aloisiano que conmemora el 450 aniversario del nacimiento de San Luis Gonzaga, uno de los grandes santos jesuitas nacido en marzo de 1568 en Castiglione delle Stiviere (Italia), que murió con tan sólo 23 años cuidando enfermos de peste.

En una carta enviada a toda la Compañía, el Padre General, Arturo Sosa, informa que este Jubileo, para el que se prevé la indulgencia plenaria habitual en estas ocasiones, empezó el 9 de marzo de este año y concluirá justo un año después.

"Llamados a dar todo de sí"

Como lugares privilegiados de peregrinación, la Santa Sede ha fijado la iglesia de San Ignacio en Roma, donde reposan los restos del santo, y todos los templos del mundo dedicados a este joven jesuita.

El padre Sosa recuerda que en este 2018 también se conmemora el 450 aniversario de la muerte de otro ilustre jesuita, San Estanislao de Kostka. “Ambos jóvenes jesuitas testimonian sorprendentes historias de apertura a Dios hasta el punto de asumir opciones contraculturales. Sintiéndose llamados a dar todo de sí, ambos manifestaron una inequívoca voluntad de identificarse con el Señor, respondieron con determinación y entusiasmo a su vocación y superaron los no pocos y arduos obstáculos que se interpusieron para su ingreso en la Compañía de Jesús”.

Los restos de San Luis Gonzaga se encuentran en la iglesia de San Ignacio de Roma

Sobre el Jubileo Aloisiano, el Padre General afirma en la carta que “esta iniciativa nos brinda una oportunidad para dar a conocer la vida de este joven y santo jesuita, reflexionando y sacando provecho de ello, como lo aconseja San Ignacio en los Ejercicios Espirituales”.

Murió con tan sólo 23 años

Acerca de la vida de San Luis Gonzaga, explica que “demostró una vigorosa personalidad desde muy joven. Nació y creció en un contexto familiar cristiano, donde se leían las cartas que escribían los misioneros jesuitas desde sitios lejanos, pero también mundano, cargado de sensualidad, ambición y violencia, que le prometía un futuro de riqueza, fama y poder. No obstante, con una sólida fe, una asombrosa libertad interior, y resistiendo presiones de todo tipo, buscó guiarse por la voz del Espíritu que resonaba en su conciencia, asumiendo el seguimiento del Señor como camino para su vida. Como San Estanislao, venció la resistencia de su familia y se entregó íntegramente a Dios en una Compañía de Jesús fundada unas décadas antes.

Por último, agregó que este santo “sólo tuvo tiempo de darse enteramente a su formación; su entrega a ella justificó que se le considerara un ejemplo para los jóvenes jesuitas. Murió siendo estudiante de teología, a los 23 años, al contraer la enfermedad de quienes en Roma eran excluidos y marginados a causa de una atroz peste que acabó con la mitad de su población; atendiéndolos, voluntariamente arriesgó su vida y llegó al extremo de entregarla por ellos (cf. Jn 15,13). Ante su testimonio, Benedicto XIII lo proclamó en 1729 patrono de los jóvenes, Pio XI en 1926 patrono de los estudiantes y, en el cuarto centenario de su muerte, Juan Pablo II en 1991 patrono de los enfermos del sida”.

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