“El crucifijo no es un ornamento o un accesorio de ropa”

En su reflexión dominical por el Angelus, el Papa habló sobre la muerte de Jesús y lamentó el abuso contra la cruz, “un signo religioso que se debe contemplar y comprender”

 

Andrés Beltramo Álvarez

 

“El crucifijo no es un objeto ornamental o un accesorio de ropa, - ¡A veces usado abusivamente! - sino un signo religioso que se debe contemplar y comprender”. Es la advertencia del Papa este domingo, asomado a la ventana de su estudio personal en el Palacio Apostólico del Vaticano. Antes de pronunciar la oración mariana del Angelus junto con más de 20 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro.

 

“¿Qué significa perder la vida? Significa pensar menos a uno mismo, a los intereses personas, y saber ver e ir al encuentro de las necesidades del prójimo, especialmente los últimos”, constató el pontífice, recordando que los discípulos de Jesús estaban llamados a “perder la vida”. Algo que también deben cumplir los cristianos de hoy. 

 

Se trata –aclaró- de “realizar con alegría las obras de caridad hacia los que sufren en el cuerpo y en el espíritu”. Sostuvo que ese es el modo más auténtico de vivir el evangelio. “El fundamento necesario para que nuestras comunidades crezcan en la fraternidad y en la acogida recíproca”, añadió.

 

Todo partió del pasaje evangélico que relata los últimos días de la vida de Cristo y la escena “se desenvuelve en Jerusalén, donde él se encuentra por la fiesta de la Pascua hebrea”.

 

“Para esta celebración ritual llegaron también algunos griegos. Eran hombres animados por sentimientos religiosos, atraídos por la fe del pueblo hebreo y que, habiendo sentido hablar de este gran profeta, se acercan a Felipe, uno de los doce apóstoles y le piden ver a Jesús”, precisó. 

 

Y destacó la reacción de Cristo como sorprendente, porque él no responde con un sí o con un no, sino que exclama: “Vino la hora que el hijo del hombre sea glorificado”. Por eso, siguió el Papa, quien quiera conocerlo debe “mirar a la cruz, donde se revela su gloria”.

 

“El evangelio de hoy nos invita a dirigir nuestra mirada al crucifijo, que no es un objeto ornamental o un accesorio de vestir del que a veces se abusa, sino un signo religioso que hay que contemplar y comprender”, estableció. Apuntó que “en la imagen de Jesús crucificado se desvela el misterio de la muerte del hijo de Dios como supremo acto de amor, fuente de vida y de salvación para la humanidad de todos los tiempos”. 

 

 

 

“Puedo pensar: ¿cómo miro yo el crucifijo? ¿Cómo una obra de arte, por ver si es bello o no es bello? ¿O miro adentro, dentro de las llagas de Jesús a su corazón? ¿Miro el misterio del Dios sofocado hasta la muerte, como un esclavo, como un criminal? No se olviden de esto: mirar el crucifijo, pero mirarlo dentro. Existe esta bella devoción de rezar un Padrenuestro por cada una de las cinco llagas: cuando rezamos ese Padrenuestro, buscamos entrar mediante las llagas de Jesús dentro, dentro de su corazón. Y ahí aprenderemos la gran sabiduría del misterio de Cristo, la gran sabiduría de la cruz”, añadió.

 

Más adelante, recordó la parábola que habla del grano de trigo que cae en la tierra y debe morir para poder producir mucho fruto. “(Jesús) quiere hacer entender que su acto extremo –es decir la cruz, muerte y resurrección- es un acto de fecundidad –sus llagas nos han curado-, una fecundidad que dará fruto para muchos. Así compara a sí mismo con el grano de trigo que muriendo en la tierra genera nueva vida”, siguió. 

 

Y subrayó: “Con la encarnación, Jesús ha venido a la tierra, pero esto no basta: él debe también morir, para rescatar a los hombres de la esclavitud del pecado y donarles a ellos una nueva vida reconciliada en el amor. Dije: ‘para rescatar a los hombres, pero, para rescatarme a mí, a ti, a todos nosotros, cada uno de nosotros, él ha pagado ese precio. Este es el misterio de Cristo. Ve hacia sus llagas, entra, contempla; velo a Jesús, pero desde dentro”.

 

- vaticaninsider.lastampa.it