Nicaragua; paramilitares golpean al cardenal Brenes, al nuncio y a un obispo en la iglesia

Fueron agredidos física y verbalmente en la Basílica de San Sebastián, en Diriamba, ciudad en la que se han registrado duros enfrentamientos en los últimos días. El auxiliar, monseñor José Silvio Báez, denunció lo sucedido en Twitter, publicando una foto de su herida en el brazo

 

Salvatore Cernuzio

 

Empujados, golpeados, heridos, amenazados. Insultados como palabras como «gusanos» y «traidores». Sucedió ayer por la tarde en Nicaragua. El cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, su auxiliar, monseñor José Silvio Báez, y el nuncio apostólico Waldemar Stanis?aw Sommertag, fueron agredidos en la Basílica de San Sebastián, en Diriamba, ciudad a 41 kilómetros de la capital (en el departamento de Carazo), en donde se han registrado fuertes enfrentamientos en los últimos días.

 

Se trata de un episodio de extrema gravedad y que hace evidente la aguda crisis que vive el país centroamericano desde el pasado 19 de abril. Hasta ahora esta crisis ha provocado 309 muertos, debido a la represión violenta de las fuerzas filo-gubernamentales y en contra de las manifestaciones de los civiles (los datos son de la Asociación de Nicaragua por los Derechos Humanos). Quien denunció lo sucedido fue el mismo monseñor Báez, mediante su cuenta de Twitter, en donde publicó una foto de su brazo derecho herido y el siguiente comentario: «Asediado por una turba enardecida que quería ingresar a la Basílica San Sebastián en Diriamba, fui herido, golpeado en el estómago, me arrebataron las insignias episcopales y agredido verbalmente. Estoy bien gracias a Dios. Se liberó la basílica y a quienes allí estaban».

 

Brenes y los otros dos religiosos, en compañía de otros sacerdotes y de un grupo de periodistas, llegaron a Diriamba en autobús, como habían hecho ya hace algunas semanas cuando se dirigieron a la ciudad de Masay, para llevar ayuda y consuelo a la población, que desde hace dos días y dos noches vive en el terror debido a los enfrentamientos y violencia. Muchos se habían refugiado en la iglesia de San Bartolomé, asediada desde hace días. El cardenal y los dos obispos se estaban dirigiendo a ese lugar cuando fueron interceptados en San Sebastián, en donde se refugió un grupo de franciscanos “acusados” de haber tratado de curar a los heridos.

 

La policía y algunos grupos paramilitares (las llamadas “Turbas” que se presentan como neo-revolucionarios) rodearon la basílica. Poco después, indicaron los presentes, un grupo de hombres con el rostro cubierto irrumpió y comenzó a golpear a quien se encontrara a su paso. Incluidos los tres religiosos, que recibieron empujones e insultos, con epítetos como «Gusanos al servicio del imperialismo», «agentes de Trump», «traidores a la patria». Muchos periodistas perdieron sus cámaras y teléfonos, y también a un sacerdote le robaron el celular. La basílica quedó devastada.

«Un ataque repudiable y cobarde», dijo el cardenal Brenes, que también es presidente de la Conferencia Episcopal, al volver a Managua después del ataque, en donde, todavía herido y sacudido, se dirigió con monseñor Báez para recogerse en oración. EL purpurado se dijo «contento de los insultos, de mis debilidades, de lo que he sufrido, de las persecuciones sufridas, porque son las persecuciones que sufrió Cristo».

 

La situación se agudizó drásticamente durante el último fin de semana, después de que la Conferencia Episcopal de Nicaragua le entregara, el 7 de julio, personalmente al presidente Ortega una carta para proponerle que se anticiparan las elecciones. Hay que recordar que los mismos obispos nicaragüenses han asumido el papel de mediadores en la “Mesa para el diálogo” entre el gobierno y la sociedad civil, cuyas sesiones fueron suspendidas hace alrededor de dos semanas, debido al incremento de la tensión y de la violencia. La respuesta del presidente fue un «no», porque, en su opinión, pedir las elecciones anticipadas es «golpismo», por lo que después de su declaración dedicó una serie de insultos en contra de los pastores, mismas que fueron amplificadas por casi todos los medios oficiales y en las redes sociales, en las que los representantes eclesiales son tildados de «terroristas».

 

- vaticaninsider.lastampa.it