Víctimas de abuso: “No somos enemigos, ayudamos a la Iglesia”

Al inicio de la asamblea del Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, un grupo de víctimas de abusos sexuales de parte de clérigos se manifestó en las inmediaciones de la Plaza de San Pedro. Sus razones y reclamos en esta entrevista a uno de sus líderes

 

Andrés Beltramo Álvarez

 

“No somos enemigos de la Iglesia. La estamos ayudando a cambiar”. Las víctimas de abuso reclaman escucha, y no ser estigmatizadas. Por eso, un grupo simbólico de 50 personas se manifestó en las inmediaciones del Vaticano la tarde de este miércoles 3 de octubre, justo mientras el Papa abría las sesiones del Sínodo de los Obispos que se extenderá hasta el domingo 28 y analizará el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.

 

Alrededor de unas 50 personas se colocaron en la plaza contigua a Castel Sant’Angelo, al inicio de una avenida que une la Plaza de San Pedro con la ciudad de Roma, mostrando carteles y fotografías alusivas a diversos casos de abuso, en su mayoría italianos. Pero permanecieron en el lugar apenas unos 15 minutos, cuando la policía italiana les obligase a moverse de lugar e ingresar a un parque cercano, lejos de la mirada de los turistas y curiosos.

 

Uno de los manifestantes es Mattias Katsch, líder de la organización “Eckiger Tish”, miembro del Consejo de Sobrevivientes de Alemania y de la Alianza Ending Clergy Abuse. En entrevista con el Vatican Insider explica las dudas y las motivaciones de las víctimas. 

 

¿Qué significa esta protesta?

 

Yo no lo llamaría protesta, es más bien una vigilia. Queremos llamar la atención de los obispos y los expertos que llegan a Roma de diversas partes del mundo para discutir de la juventud y de su vocación. Queremos recordarles que hay un tema central como el abuso de menores, que se debe abordar en un momento así Cuando se habla de vocación hay que pensar también en los seminarios. Sabemos que muchos casos en Chile, México, Estados Unidos se han dado por ataques sexuales a jóvenes dentro de los seminarios. El abuso, la violencia sexual es un tema clave, en el centro de la Iglesia y de sus instituciones.

 

¿Qué le piden concretamente a la Iglesia?

 

Además de escuchar a las víctimas, justicia para ellas, abrir los archivos, una política de cero tolerancia de verdad. Que cambien las leyes de la Iglesia, porque un sacerdote que abusa de un menor no puede seguir siendo sacerdote, un obispo que encubre no puede seguir como obispo. Con esto tendríamos cambios fundamentales que no solamente servirían para el pasado, para las víctimas, para nosotros, sino que también protegerían a los niños de hoy.

 

¿Qué opinan de la actuación del Papa Francisco en materia de abusos sexuales?

 

Él tiene un lenguaje fuerte, habla de un sistema y de una cultura del abuso, del encubrimiento; pero lo que nos faltan son las acciones, los hechos. Basta de palabras, por favor que empiece a hacer cosas. No solamente anunciarlas.

 

¿Entonces ustedes reconocen un avance con Francisco en este tema?

 

Sí, lo reconozco. Fue muy importante este hecho de haber recibido a tres víctimas de Chile para pedirles personalmente perdón por sus errores. Eso es un avance enorme, pero hace falta que sepamos quiénes fueron responsables no solamente de los abusos sino también de los encubrimientos. Por qué durante décadas estos casos se pudieron mantener en la oscuridad. Además las víctimas tienen derecho a algún tipo de indemnización por esas fallas de la Iglesia.

 

¿Cómo perciben la respuesta de la sociedad a sus reclamos?

 

Todavía a la gente le cuesta hablar de este problema, les da mucho susto. El abuso de un menor es una cosa horrorosa y no es fácil que se hable libremente de ello. Eso lo entiendo, pero por décadas hemos tenido escándalos por todo el mundo: Irlanda, Australia, México, Estados Unidos y países de Europa; por todas partes. Ahora estamos en un punto en el cual la opinión pública mundial entiende que este es un problema global de la Iglesia y que aquí en Roma está el centro de la crisis, esto creo que es un cambio significativo.

 

En países como Chile o Estados Unidos las autoridades judiciales comienzan a abordar los casos no individualmente sino en conjunto, considerando también los encubrimientos. ¿Creen posible que algunos obispos terminen en la cárcel, incluso dentro de poco tiempo?

 

Si, eso es muy probable, porque si estamos hablando de un encubrimiento sistemático, deben existir responsables de ello: sacerdotes, vicarios generales, obispos, arzobispo y cardenales. Claro, ellos forman este sistema. Hay que hablar de responsabilidades y de rendición de cuentas. Estoy seguro que habrá más procesos como en Australia, donde recientemente un obispo fue condenado en un juicio por haber encubierto un abuso cometido décadas atrás.

 

¿Qué le dicen ustedes a las personas que los consideran enemigos de la Iglesia o piensan que llevan adelante una campaña injusta?

 

No somos enemigos de la Iglesia. Creo que estamos haciéndole un favor a la Iglesia, estamos mostrándole dónde las cosas andan mal y les estamos dando una oportunidad de cambiar a la Iglesia para bien. La Iglesia tiene un papel muy importante en el mundo, sobre todo en la educación de niños y jóvenes. Para servirle bien a ellos es ser un lugar seguro. Los cambios de los cuales estamos hablando sirven para hacer de la Iglesia un lugar así.

¿Es muy difícil hacer entender esto a obispos y gente de la Iglesia?

 

No, me refiero al mismo Papa, por ejemplo. O al presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, (el cardenal Reinhard Marx), que la semana pasada presentó un reporte en el cual se reconoce que eso es un hecho real, una falla sistemática de la Iglesia. Todo esto no es un invento de nosotros ni de la prensa, son problemas reales que requieren atención. Este Sínodo da una posibilidad para hablar de eso, con jóvenes, expertos y obispos. Espero que ocurra.

 

¿Qué opinas de ese informe de la Conferencia Episcopal Alemana?

 

Este informe es científico, cuenta números y no casos concretos, ni se refiere a las personas. Por eso, lo que estamos demandando ahora es llevar adelante una investigación independiente, no de la Iglesia, que pueda acceder a los archivos y clarificar los casos concretos, para hacer justicia en nombre de las víctimas. 

 

¿Qué institución alemana puede realizar esta investigación, si no es la Iglesia?

 

Debe ser el Estado, que tiene la potestad. Los jueces no podrían hacerlo porque se trata de muchos casos históricos que ya prescribieron, pero creo que se va a formar una comisión independiente con expertos jurídicos de la magistratura. La Iglesia debería colaborar, tiene que hacerlo, porque ha reconocido la falla y debería abrir los archivos para llevar adelante una investigación a fondo.

 

¿Qué cree que va a pasar en la Iglesia con este problema?

 

Yo no soy un profeta. Tampoco creo que sea mi tarea reformar la Iglesia, yo tengo demandas concretas de las personas que han sufrido por los sacerdotes y por la forma en que hemos sido tratados en las últimas décadas. Me imagino que la Iglesia va a hablar del celibato, del rol omnipotente de los sacerdotes, pero nosotros esperamos que se lleven a cabo investigaciones independientes en todos los países y también aquí en el Vaticano. Espero una oferta de ayuda e indemnización para las víctimas, desde la institución. La Iglesia debería reconocer: “Fue nuestra falla, fue nuestro error y queremos reparar el daño”.

 

- vaticaninsider.lastampa.it