¿La Iglesia desaparecerá?

12 Noviembre, 2018, Author: Redacción PAX

 

En el programa emitido por PAX TV La Fe Nuestra de Cada Día, el padre Ricardo Rodríguez nos da algunos lineamientos para responder a esta interrogante

 

Antes preguntémonos: ¿desaparecerá la religión? ¿la religión algún día, no será necesaria?

La religión -decía un autor norteamericano- es algo natural, la religión no es algo aprendido. Este autor decía: la ciencia es cognitiva, la ciencia es difícil, implica esfuerzo, moverse, buscar. La religión no necesitamos aprenderla, ya la sabemos; viene con nosotros y el día que desaparezca la religión,  desaparecerá el hombre; porque desde que el hombre existe, hay religión, viene con nosotros.

 

Todos los comentarios siempre hablan del hombre como una criatura religiosa por naturaleza. No quiere decir esto que nos haya creado Dios, dependientes como una necesidad. Como imperfectos, como alguien que necesita tener pilas, sin pilas no puede funcionar; la religión son las pilas del hombre. No, no es ese el punto, aquí se trata de algo inherente. El hombre descubre por su propia naturaleza y razonamiento que hay una realidad que no puede explicar. Que él ha existido, pero no se ha dado a la existencia. Entonces, la religión es algo, dicen – inclusive los ateos lo reconocen- algo que brota de adentro, que no es algo que brota de las orejas. Entonces, la religión no podrá desaparecer, porque no podrá desaparecer la espiritualidad.

 

Siempre miramos a Dios

La dimensión espiritual del hombre jamás desaparece, porque tenemos espíritu, porque tenemos alma, no sólo somos materia;  la espiritualidad jamás desaparece, porque tendría que desaparecer el hombre. Si miramos incluso los pueblos que han olvidado a Dios, aquellos pueblos, aquellas sociedades que han pretendido vivir al margen de Dios, parecen ser las sociedades que no tienen necesidades; parece que como la religión fuera un conjunto de realidades que cubren necesidades. Japón, Canadá; en América -no tan lejos- Uruguay, son sociedades menos creyentes de las que nosotros participamos; sin embargo, eso no significa de que Dios esté al margen, porque si bien no hay necesidades, quizás económicas, en algunos países, esas realidades son falibles, esas realidades pueden cambiar de la noche a la mañana: un huracán, un terremoto, una catástrofe, mueven al hombre en tal sentido, que el hombre se remite a Dios, busca a Dios.

No es que lo busquemos porque tenemos problemas, sino que ahí despertamos y nos damos cuenta de que nosotros somos falibles, somos pequeños. Un día nos creemos dueños del mundo y en horas o instantes nos damos cuenta que no es correcto ese pensamiento.

 

Entonces la Iglesia no desaparecerá como tal. Puede sufrir algunos cambios, no en la esencia, sino en las expresiones. La Iglesia de la que hoy tú participas, de la que hoy yo participo, es la misma Iglesia de Pedro, es la misma Iglesia que constituyó Jesucristo. Cristo constituye, funda la Iglesia.

 

Iglesia Peregrina, purgante y celestial

La Iglesia peregrina es esta, terminará un día, cuando Cristo venga por segunda vez, solo ahí terminará; pero no de una manera absoluta, sino, todo será la Iglesia Celestial. Hoy entendemos los tres estadios o los tres niveles: la Iglesia Celestial, los hermanos que están en la gloria de Dios; la Iglesia Peregrina, nosotros que estamos en camino (por eso se llama Peregrina) y la Iglesia Purgante, los hermanos que están purgando.
Estas tres realidades serán al final una sola: la Iglesia Celestial, eso es lo que nosotros entendemos desde la fe y lo tenemos clarísimo. La Iglesia se transformará solo con la Parusía, la segunda venida de Cristo. Ese es el acontecimiento que esperamos, dice el Credo: “…subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre, desde allí vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos…” En ese acontecimiento parusiaco se va a dar el juicio y eso hará posible que la Iglesia sea triunfante, triunfará sobre el mal. La Iglesia no terminará mientras no se dé la Parusía. Veintiún siglos la Iglesia permanece, con pecados, con santidad, con dificultades…

Nuestra fe es siempre la misma

La iglesia no desaparecerá. Cristo lo ha dicho.

 

Quizás a lo largo del tiempo ha tomado características de acuerdo a la cultura, de acuerdo al espacio que ocupa, al tiempo que vive. Pero es la misma fe que tenían los primeros cristianos, la fe no ha cambiado; creemos en el mismo Dios, tenemos el mismo credo, la manera de vivirlo, de expresarlo en las liturgias ha ido cambiando. Hay gente que hizo de eso un absoluto, de forma que cuando se cambió, creyeron que se estaba cambiando la Iglesia; y hay gente que sigue creyendo que eso es absoluto y creen que el cambio en las expresiones, en los métodos, daña la Iglesia.

 

El Papa Juan Pablo II decía: nuevos métodos. Una nueva evangelización, el mismo evangelio llevado a los hombres de hoy, es el mismo evangelio que llevaba Pedro en su tiempo, que llevaba Pablo, los grandes predicadores hoy. Tiene que ser llevado a los hombres de todas culturas; entonces, hemos abierto y hemos entendido hoy en día, que el mundo se ha hecho definitivamente más rico, se ha enriquecido en esta diversidad, no en la uniformidad. Entonces, la Iglesia, como una realidad que lo abarca todo que lo llena todo.

 

Nuestra fe puesta en Dios

Entonces, la certeza que tenemos nosotros es que pasaremos por momentos difíciles, muy duros, como ya los ha pasado la Iglesia.

 

No es novedad para la iglesia, pero la iglesia no terminará. La certeza que tenemos es que quien conduce la Iglesia es el Espíritu Santo, Dios mismo, la certeza que tenemos como dice el Concilio Vaticano II es que en la Iglesia está el mismo Jesucristo, se ha quedado no solamente en la Eucaristía, en los sacramentos, se ha quedado en el pueblo, se ha quedado en la oración de la Iglesia, donde dos o más se reúnen ahí estoy yo, decía el Señor.

 

Entonces, esa es la certeza con la que vivimos en momentos difíciles y duros, hay que reconocer errores por diversos lugares, etc. Pero la Iglesia es santa, no te olvides. Puede haber pecado porque está constituida de hombres; pero tu fe no está en tal o cual persona, la fe no te la pueden arrancar o no te pueden meter la idea de que tú ya no creas por lo que está pasando acá o allá. Tu fe está en Dios; el que alguno no la pongan en práctica no significa que la fe este mal, que ya no voy a creer en nada ni en nadie.

 

A reconocer siempre que la Iglesia es un valor fundamental en la sociedad de hoy y cuánta necesidad tenemos de ella, de los valores eclesiales, de esos valores que Cristo nos inculcó para que las sociedades sean más estables y firmes.

 

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Jesús te ama